Con frecuencia ratifico que muchas personas en la vida nacen, crecen, se reproducen y mueren y no supieron a qué vinieron. Realmente es muy triste tener una vida bajo esta circunstancia, y lo más cruel es el tener que aceptar que en un alto porcentaje esta situación se origina del modelamiento familiar que recibimos, que construimos y que luego le damos a los que más nos importan: los hijos.
Los padres, querámoslo o no, son y somos la influencia más poderosa en la vida del ser humano; otros, opinan que la presión grupal es muy fuerte y determinante, a lo cual sostengo que esa presión grupal también pasa por el tamiz de los padres.
Las familias se especializan en la formación de papeles o roles para todos y cada uno de sus miembros; hay que tener en cuenta que la familia es el socializador primario del individuo, enseñando con condicionamientos tales como los premios y el manejo de las culpas. Para tener un comportamiento equilibrado, en armonía, o tal vez el idóneo para triunfar en esta competida vida se requiere un modelamiento certero y muy concreto:
Observación directa diaria. Los niños están en continuo aprendizaje de los comportamientos que ven a su alrededor, y por eso lo imitan. Esta es la razón por la cual los padres debemos mostrar autocontrol en los comportamientos (respiración adecuada, valoración de riesgos, etc.). Los padres debemos dar una imagen sobria, y esto se da con el tiempo, lo cual llevará al niño a tener seguridad y confianza en sí mismo y en los demás.
El modelamiento es la administración de una imagen adecuada para enfrentar los diferentes eventos de la vida, generando un niño relajado para comer, dormir, jugar, estudiar,…Una rutina en donde se aprecie el trabajo y el establecimiento de metas se convierte en una vida con valores que inculcan al niño a sentir la valentía, la autenticidad, pero también actitudes como la arrogancia y la soberbia.
Los niños perciben matices en el comportamiento de sus padres, por ejemplo ironías, expresiones faciales (enfado, frustración, rechazo), formas de interacción hacia los demás (tonos de voz, lenguaje, posición agresiva, pasiva,…). En todas las familias hay conflictos y discusiones y esto no se debe ocultar, pero tampoco ser protagonistas de una guerra, lo ideal es actuar con asertividad y empatía. Si los niños son hiperactivos experimentarán las emociones de manera más intensa, por lo tanto hay que modelar con más tacto.
Pautas para hacer un buen modelamiento:
- Analizar los diferentes comportamientos dentro del hogar y con objetividad mejorar los que sintamos están de manera inadecuada.
- Solicitar a los familiares un comportamiento acorde con lo que se desea del niño.
- Usualmente necesitamos niñera, entonces hay que hacer una adecuada elección.
- Evitar contradicciones.
- Evitar exponer ante los demás los sentimientos de fracaso, culpa o victimización sin plantear alternativas.
- Anticiparse a situaciones de riesgo para el mal comportamiento.
- Propiciar tener un hogar agradable, con buen olor, adecuada iluminación y no permitir desorden.
- Es muy importante tener puertas de igual tamaño en los diferentes dormitorios porque de lo contrario se puede generar avances disparejos entre los niños.
- Se debe tener despejados los espacios de las puertas. Una puerta que no abra completamente genera estancamiento. Tampoco que suenen sus bisagras.
- Si confluyen varias puertas en un pasillo, y peor, si algunas puertas están enfrentadas, es necesario colocar una bola de cristal facetado en la mitad arriba, pudiendo ser también una lámpara fina de cristal.
- La decoración visual, la rutina de sonidos, los olores cotidianos y en general todas las percepciones llevan a una respectiva actuación de los niños; por tal motivo es necesario escoger muy bien los colores, los cuadros, las plantas, las fotografías, etc.
- Importante mostrarle al niño las bondades del mapa de los deseos.
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